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miércoles, 27 de noviembre de 2013

ACTUACIONES A SEGUIR PARA IMPLICAR A LAS FAMILIAS CON NIÑOS/AS CON TDAH




La familia es un pilar fundamental en el abordaje de los niños/as con TDAH. Desde que nacen los niños aprenden del ambiente que los rodea. Pero los niños no sólo aprenden a cómo actuar de sus padres, sino que las personas cercanas al niño participan de este proceso de aprendizaje (hermanos, abuelos, profesores, compañeros del colegio) es a ellos a quienes los niños observan y también son ellos los que muestran al niño diferentes formas de comportarse.
Los padres suelen ser modelos a los que el niño/a imita y admira, por lo que es recomendable dar una imagen adecuada. Los niños aprenden más sobre lo que observan en nuestros propios actos que sobre aquellas cosas que les decimos deben hacer. En este sentido, la coherencia es un pilar esencial en la educación de los hijos, y especialmente en los niños/as con TDAH. También paciencia y constancia son herramientas esenciales para los padres que quieren ayudar a sus hijos a modificar su comportamiento.
Los niños que crecen en un entorno con consistencia en la forma que son tratados, son más relajados y se sienten cómodos con el ritmo cotidiano para comer, dormir y jugar. Teniendo esto en cuenta, la consistencia en la rutina es una importante herramienta para los padres que quieren modificar un específico comportamiento de sus hijos.

 El TDAH es uno de los trastornos más sensibles a la acción educativa del entorno, (principalmente familia y escuela). Por ello, una detección temprana (desde la familia y/ o la escuela), un diagnóstico correcto y un buen manejo psicopedagógico, médico y familiar del TDAH favorecerán el buen pronóstico del niño afectado.

Las principales actuaciones que podemos llevar a cabo para implicar a la familia pueden ser :

   La familia no debe dudar en acudir a los profesionales del centro educativo para recibir orientación y asesoramiento sobre las pautas educativas más apropiadas para el entorno familiar.
   Informar en todo momento a los padres de las dificultades detectadas, y de la repercusión en el aprendizaje de su hijo/a. Para ello les informaremos sobre los problemas de conducta y/o de rendimiento académico detectados, e intentaremos contrastarlos con los comportamientos que observan los padres en el entorno familiar destacando similitudes y diferencias en el aprendizaje y comportamiento del niño en los dos ámbitos de su vida.
 Les ofreceremos la posibilidad de que evalúe al niño/a el orientador del centro o el centro de desarrollo infantil y atención temprana (CDIAP) y una vez se conozcan los resultados de la evaluación, orientar a las familias a otros profesionales que puedan confirmar el diagnóstico médico y tratar el problema de forma específica, como el pediatra del niño o el médico de familia que los podrá orientar  hacia el especialista o profesional que, en su opinión, es más adecuado al caso concreto (psiquiatra infantil, psicólogo o neurólogo).
  Sugerir a los padres títulos de libros y direcciones de páginas web cuya información y contenido sean seguros. Y también hacia  asociaciones de padres de niños con TDAH, que generalmente, ofrecen un servicio gratuito de información sobre el trastorno a las familias. Aquí pueden conocer a más familias con la misma problemática e intercambiar experiencias, consejos y sugerencias.
 Es fundamental la coordinación y comunicación entre el centro, orientador psicopedagógico, profesores, familia y/o profesionales externos, pues sin ella es muy difícil que se mantenga de forma consistente la supervisión del trabajo en casa o por parte de los profesionales externos que puedan dar apoyo al alumno, de acuerdo a las expectativas del centro educativo, con el objeto de mejorar el rendimiento académico. Los docentes y la  familia han de tomar la misma actitud positiva, acordar con el tutor un seguimiento con el resto de profesores para ver cómo va evolucionando en las diferentes asignaturas. Planear conjuntamente unos objetivos realistas tanto para padres como para profesores para llevar a cabo entre cada cita. Pocos pero alcanzables. Ir aumentando objetivos según se vayan cumpliendo.
  Informar regularmente a los padres de todos los aspectos, positivos y negativos:  avances en el rendimiento académico, la conducta del niño, estado emocional y relaciones con sus compañeros y profesores. Hacer un seguimiento de los objetivos que funcionan y aquellos que no y trasmitírselos a los padres.  Trabajar conjuntamente y valorar el trabajo realizado por ambas partes.  Comunicar a los padres si se van a efectuar otras medidas de intervención, tanto dentro como fuera del aula: tipo de intervención, tiempo de la intervención, fechas, duración, lugar donde se va a intervenir, quien realizará la intervención, etc.  No dudar en el diagnóstico: Asumir que las características que demuestra el niño son debidas al trastorno y no a la mala educación que hayan recibido de sus padres.
  Valorar la importancia de que la comunicación entre el centro y la familia, a través de la agenda, contenga información de aspectos tanto positivos como negativos del alumno; así como cuidar la forma en que se transmite.
Asegurarse que los alumnos han recibido las instrucciones de las tareas previstas, para ello se recomienda explicar las tareas para realizar en casa y apuntarlas en la pizarra. Dedicar un tiempo cada día para que los alumnos apunten las tareas en la agenda. Que los alumnos y los padres tengan acceso a las fechas de exámenes con suficiente antelación, el contenido que abarcará, las fechas previstas para la entrega de trabajos y lo que deberán contener, así como los libros que deben leer y las fechas límite de entrega para planificar los tiempos de estudio y la supervisión necesaria. Asegurarse que llevan el material necesario a casa para realizar las tareas.
  Aprovechar las entrevistas para hablar de las dificultades encontradas, los progresos y para establecer objetivos conjuntos y revisarlos periódicamente. Supervisar la agenda como medio para controlar deberes, exámenes, trabajos, material, etc. y para comunicaciones puntuales con el profesor evitando comentarios que evidencien desacuerdos entre familia y escuela.

 Sobretodo hemos de tratar de ser coherentes en mantener las mismas expectativas en casa y en el colegio: lo que el alumno es capaz de hacer en un ámbito, lo puede conseguir en el otro.

  Ser persistentes. Los cambios tardan en producirse.




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